Enfermedad y dolor en el
anciano
La percepción del dolor en
estos casos esta modulada por la respuesta neurofisiológica del S.N.C, así como
por el equilibrio socioeconómico, es decir, la circunstancia social, religiosa,
económica y cultural que vive la persona. De manera tal, que aun cuando la
nocicepción esta disminuida, como lo refieren
los autores que califican está limitada capacidad como presbialgesia,
las vivencias emocionales en tales pacientes modifican cada caso; en tanto en
algunos se modulan y disminuyen las sensaciones, en otros casos esas
experiencias incrementan el sufrimiento.
Aparentemente, la
experiencia dolorosa, influenciada por factores emocionales como miedo,
ansiedad, frustración y depresión es mayor en paciente de más de 60 años.
Otra situación que ha de
tomarse en cuanta en los ancianos es su dificultad para la expresión del dolor,
la incomunicación que propicia la hipoacusia es solo una de las limitaciones,
otras más se deben a las siguientes razones:
·
Evitar dar molestias a la familia o a su
médico.
·
Incapacidad para expresarse por limitaciones
auditivas, de lenguaje o cognoscitivas.
·
Miedo al dolor, al diagnóstico de la
enfermedad y a la muerte.
·
Rechazo a tomar medicamentos, especialmente “drogas”.
·
Suponer que el dolor es parte del
envejecimiento
.
Todas las circunstancias
mencionadas disminuyen la competencia de los pacientes ancianos y esta
incapacidad provoca temor e inseguridad.
Las causas más frecuentes de
dolor en el anciano son las provocadas por el cáncer, daño musculoesquelético y
problemas isquémicos por enfermedad vascular periférica. Mientras que la
migraña, la cefalea tensional y la gastritis dejan de ser problemas conforme
avanza la edad, la osteoartritis, la fractura de cadera y el herpes zóster se
presenta con más frecuencia en el
paciente después de los 65 años.
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