jueves, 28 de agosto de 2014

"NECESIDADES DE LOS CUIDADORES DEL PACIENTE CRÓNICO" (Wilson Astudillo A. y Carmen Mendinueta A; 1992)


NECESIDADES DE LOS CUIDADORES DEL PACIENTE CRÓNICO
Wilson Astudillo A. y Carmen Mendinueta A.
Guía de recursos sanitarios y sociales en la fase final de la vida en Gipuzkoa
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ÍNDICE DE MATERIAS:

NECESIDADES DE LOS CUIDADORES DEL PACIENTE CRÓNICO
A. NECESIDADES DE LOS CUIDADORES
B. ¿QUÉ ES UN CUIDADOR?
C. ORGANIZACIÓN DEL CUIDADO
D. PROBLEMAS QUE PRODUCE EL CUIDADO CRÓNICO
E. MEDIDAS PARA PREVENIR EL QUEMAMIENTO DEL CUIDADOR

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A. NECESIDADES DE LOS CUIDADORES DEL PACIENTE CRÓNICO
La presencia de un enfermo crónico en el hogar provoca en la familia una reasignación de roles y tareas entre sus diversos miembros para tratar de cubrir o compensar sus funciones, en especial si el paciente es uno de los cónyuges. Muy pronto se hace necesaria la figura del cuidador y la familia o allegados deberán reunirse para decidir si se le va a poder atender en casa y la asistencia que va a precisar. Es así importante reconocer las necesidades del enfermo, la disponibilidad de tiempo de los diferentes miembros, su experiencia en el cuidado, su voluntad de participar y de aprender a hacerlo y la situación económica de la familia para valorar si va a ser posible contratar ayuda externa o no, etc,. De esta reunión deberán salir las ideas generales de actuación para que la familia siga funcionando unida ante estas nuevas circunstancias y el posible cuidador principal- esto es, el coordinador de la asistencia y relación con el equipo sanitario. 


• Información adecuada sobre el proceso que afecta al enfermo y su posible evolución
• Orientación sobre cómo hacer frente a las carencias progresivas y a las crisis que puede tener la enfermedad
• Saber organizarse 
• Valorar los recursos de los que dispone: los apoyos físicos de otras personas, la disponibilidad de tiempo y los deseos de compartir su cuidado que tienen otros miembros de la familia
• Conocer cómo obtener ayuda (amigos, asociaciones de voluntariado, servicios de bienestar social: ingresos de respiro, ayudas institucionales de cuidadores por horas) 
• Mantener, si es posible, sus actividades habituales
• Cuidarse
• Planificar el futuro y prepararse para recuperar la normalidad tras el fallecimiento de su ser querido 

C. LA ORGANIZACIÓN DEL CUIDADO
 Un cuidador, para ser eficiente en la atención del enfermo, debe saber organizarse y conservar bien la información relevante sobre todos los asuntos que afectan al paciente, siendo recomendable disponer para esa finalidad de una carpeta con separadores o un archivador y notas adhesivas. Esta llevará su nombre y procurará contener los siguientes compartimentos:
 1. Información personal 
2. Familia y amigos 
3. Seguridad social y otros seguros 
4. Información de salud/ profesionales sanitarios 
5. Listado de necesidades 
6. Valoración de accesibilidad y riesgos de la casa 
7. Fuentes de ayudas locales 
8. Ayudas para la orientación de la realidad 
9. Asuntos legales 
10.Arreglos finales 

1. Identificación personal: nombre, dirección, teléfonos, fecha de nacimiento, etc; documento nacional de identidad. 
2. Familia y amigos: nombres, direcciones, números del teléfono del trabajo y de casa de los principales familiares o amigos.
 3. Números de la Seguridad Social y otros seguros.

 4. Información sanitaria/profesionales médicos: a. Informes de anteriores ingresos, analíticas, hojas de interconsultas, alergias, intolerancias medicamentosas b. Medicamentos, esquema de las tomas, formas de administración c. Nombre, dirección, teléfono del médico, centro de salud, emergencias y farmacéutico y d. Números de otros especialistas y nombres de medicamentos que ellos hayan prescrito. e. Nombre de los enfermeros que atienden al paciente. f. Hojas para que los médicos y enfermeros escriban la evolución o cambios que se hacen en la medicación.
5. Listado de necesidades. Es esencial disponer de una lista de las cosas o actividades que se pueden necesitar realizar tanto en relación con el enfermo como para facilitar el acompañamiento de la familia al ser querido, porque muy a menudo los familiares o amigos preguntan cómo pueden ayudar. Disponer de la lista de las posibles necesidades que hay que cubrir, sirve de orientación para canalizar la buena voluntad de estas personas. Es también de interés conocer datos sobre agencias de cuidado domiciliario. 
6. Valorar la accesibilidad y reducción de riesgos en el domicilio. Es importante evaluar los cambios que requiere la casa, en particular la necesidad de una taza del water más elevada, una cama hospitalaria con protectores laterales, grúa, silla con brazos, barras para la sujeción en la ducha o pasillos, rampas para facilitar la entrada en silla de ruedas al baño, sala y cocina para evitar el aislamiento del enfermo. Se reducirán los sitios de riesgo en escaleras, con retirada de alfombras y de los objetos que estorben al paso, en especial si son de bordes puntiagudos y se colocaran más puntos de luz, etc. 

7. Registro de fuentes de ayuda locales: direcciones y teléfonos de asociaciones relacionadas con la enfermedad, servicios de voluntariado, Cruz Roja, bienestar social y otras instituciones públicas. Existen teléfonos como el Teléfono Paliativo, Hilo Dorado, Hilo de Plata, Teléfono de la Esperanza que pueden prestar diversos apoyos.
 8. Ayudas para la orientación. Se colocarán calendarios y relojes cercanos para que el paciente se mantenga orientado así como otros objetos- fotografías, mascotas, etc, que le sean queridos. 
9. Asuntos legales: ¿Existe un Testamento vital, Delegación de derechos o Directrices previas, para orientar lo que se debe hacer en caso de que el enfermo pierda su conciencia?. 
10.Arreglos finales: Seguros que cubran el funeral, publicación de esquelas, etc. Es importante subrayar que durante la fase final de la vida, lo que más necesita el moribundo, una vez que se encuentren controlados sus síntomas (dolor, malestar) es la compañía de sus seres queridos, por lo que no es conveniente dejarse atrapar por aquellas obligaciones cotidianas que otros pueden hacer en su lugar, y emplear ese tiempo valioso con el enfermo para hacerle sentirse querido y acompañado.

D. PROBLEMAS QUE PRODUCE EL CUIDADO CRÓNICO 
Los cuidadores domiciliarios precisan de mucho apoyo, porque atender a un enfermo en casa representa un cambio muy sustancial en sus vidas para el que están muy poco preparados. Necesitan comprensión de sus problemas y dificultades en el trabajo, cuidados de salud (se automedican demasiado por no tener tiempo para visitar a su médico), educación sobre cómo atender a los enfermos, consejos sobre cómo acceder a las instituciones que prestan asistencia y diversas formas de ayuda laboral, que incluyan bajas para cuidar de un ser querido o subsidios si las actividades de cuidado resienten la economía doméstica. Las necesidades psicosociales en la enfermedad aumentan según su duración hasta constituir un 70 % de todos los requerimientos del paciente. La labor de proporcionar cuidados constantes al enfermo por un tiempo prolongado, produce con frecuencia en el responsable de la asistencia cansancio, irritabilidad, pérdida de autoestima, desgaste emocional severo y otros trastornos que se conocen como el síndrome del quemado- burn out. que puede llegar a incapacitarle seriamente para continuar en esta tarea. 

SIGNOS DEL QUEMAMIENTO O BURN OUT
  • Irritabilidad
  • Falta de organización 
  • Pobre concentración y rendimiento 
  • Astenia, fatiga Sensación de fracaso 
  • Deshumanización de la asistencia 
  • Insomnio
  •  Síntomas somáticos 
  • Pérdida del sentido de la prioridad 
  • Estado depresivo 
  • Aislamiento social 
  • Mayor auto-medicación
El agotamiento en la relación de ayuda se puede originar en un desequilibrio entre la persona que apoya, la que recibe esa asistencia y el ambiente donde ésta se efectúa.

 El quemamiento se produce básicamente por:
 a) la transferencia afectiva de los problemas del enfermo hacia quienes le atienden
 b) la repetición de las situaciones conflictivas
 c) la imposibilidad de dar de sí mismo de forma continuada. 

E. MEDIDAS PARA PREVENIR EL QUEMAMIENTO DEL CUIDADOR

El cuidador debe recordar que la primera obligación que tiene después de atender al enfermo es cuidar de sí mismo y saber cómo se previene el desgaste físico y emocional que produce el trabajo continuado con un enfermo. Por esta razón es importante que se esfuerce por conocer técnicas sencillas para atender mejor al enfermo, para movilizarle, alimentarle y administrarle la medicación, etc. No le vendrá mal saber algo más sobre la enfermedad, las posibles complicaciones y que hacer ante atragantamientos, crisis comiciales, etc; Debe disponer de un fácil acceso a los servicios sanitarios domiciliarios. El cuidador principal se dejará ayudar y procurará distribuir el trabajo de forma más equitativa y aceptar relevos para su descanso. Sabrá pedir a los familiares, amigos o vecinos que le hayan manifestado alguna vez su deseo de apoyarle, que le sustituyan para poder descansar o cambiar de actividad y sacar tiempo para sí mismo, a fin de evitar el agotamiento emocional. Dar un paseo, distraerse, leer un libro, ir a comer con un amigo, conducir, hacerse un regalo, comprarle flores, etc; son formas muy eficaces para combatir el estrés del cuidador. Tiene sobretodo que procurar seguir haciendo su vida normal. Es saludable que mantenga su círculo de amigos y que pueda contar con una persona de confianza para hablar abiertamente sobre sus sentimientos y encontrar una salida a sus preocupaciones. Su red de apoyo social, sus entretenimientos y ocupaciones, sirven para que siga en contacto con la corriente de la vida y le facilitarán rehacer su existencia más fácilmente después de la muerte de su ser querido. Nadie puede dar lo que no tiene por lo que para el cuidador, la prevención significa también tener que adquirir nuevas destrezas específicas de auto-control que requieren mucha práctica y no siempre son técnicas simples. Su esfuerzo por adquirir ciertas habilidades de adaptación y afrontamiento de los problemas hará posible convertir esta época en una etapa que se recuerde mejor y que le con- fiera mayor madurez y fortaleza espiritual. No siempre se puede cambiar la dirección del viento, pero sí lo es orientar mejor las velas. Diversos autores consideran importantes los siguientes aspectos para tratar de llevar una vida menos tensa y más adaptada.


1. Procurar encontrar las propias metas y las motivaciones profundas que llevan a hacer este trabajo. 
2. Practicar “un egoísmo altruista” y cuidar de sí mismo (y también por los demás) y hacer acopio de la buena voluntad, la estima y el apoyo social en las relaciones que le puedan ser positivas para salir adelante. 
3. Mantener la vida privada y diferenciar lo que es trabajo y hogar, con ocupaciones que hagan olvidar el primero cuando no se esté en él. Establecer un horario para trabajar de forma eficaz. 
4. Desarrollar una capacidad de escucha más efectiva. Algunas personas no escuchan porque se sienten amenazadas, por lo que si se ayuda a reducir su ansiedad, se facilita la comunicación. 
5. Saber aceptarse a uno mismo tal como es, evitando echar la culpa a los demás de las cosas que van mal o del modo como éstas resultan. 
6. No permitir que circunstancias básicamente neutras e inocuas se vuelvan causas de estrés y organizar la propia vida lo suficientemente bien para dejar de lado cualquier causa que no merezca la pena hacerle frente. El estrés provocado por el trabajo excesivo puede requerir que se aprenda a decir “no” y que se explique el porqué. 
7. Procurar conservar el optimismo: “Seamos optimistas –dice Charles Chapplin– dejemos el pesimismo para tiempos mejores”.
 8. Cultivar el buen humor, que también puede desarrollarse por aprendizaje e intuición. Muchos autores ven el humor como un medio para escapar de las dificultades y las desgracias de la vida porque ayuda a relajar las tensiones, crea una auténtica comunicación y actúa como un lubricante que mejora las relaciones humanas.
9. Buscar más tiempo para meditar o relajarse y descansar de las exigencias de la vida a través de hacer pausas y cambiar la rutina de las actividades. Intentar hacer el trabajo bien, pero de distinta forma, fomenta la sensación de autonomía, libertad y auto-confianza. 

10.Establecer una clara diferencia entre el estrés que se da por sobrepasarse de los límites de la capacidad de adaptación propia y el estrés por defecto, que se deriva de una estimulación demasiado escasa, puesto que ambos deben tratarse de forma diferente. 
11.Cultivar la espiritualidad y una filosofía de la enfermedad, la muerte y el papel que uno tiene en la vida, que serán compartidos por el paciente sólo si éste lo desea. Preguntarse si el trabajo ha enriquecido su vida, si se siente satisfecho o, si por el contrario, ha drenado toda su energía. 
12.Aceptar el hecho de que la vida se estructura y se mantiene por procesos, tareas y sucesos incompletos y procurar dejar de preocuparse sin necesidad por cosas que no se pueden cambiar. 
13.Tratar de considerar las situaciones como oportunidades y retos y no como experiencias negativas o catástrofes. 

 COROLARIO
El cuidador de un enfermo terminal merece ser atendido y comprendido con el mayor esmero posible porque es el eslabón final de una cadena de solidaridad. No debe dejársele solo, sino más bien ofrecerle un apoyo especial porque sólo los cuidadores que están auxiliados por sus familiares, algún tipo de servicios sociales o de voluntariado pueden mantener el afecto y el calor por largo tiempo. Hay que trabajar con ellos de manera que una de sus manos esté con el paciente y la otra conectada como un puente a un grupo social que le sirva de soporte, permitiendo que llegue al enfermo la ayuda que necesita en esas circunstancias. No debemos dejar que este puente se derrumbe. Con su reforzamiento, ganamos todos.

 BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

 • Astudillo W., Mendinueta C. El síndrome del agotamiento en los Cuida- dos Paliativos. En: Cuidados del enfermo en fase terminal y atención a su familia. W. Astudillo, C. Mendinueta y E. Astudillo. EUNSA, Barañain, 4 Ed, 2002, 514-525 • Scherma G.A. How to get Organized as a Caregiver. Loss, grief & Care. 2000, Vol 8, Nº3-4, 127-134 • Astudillo W., Mendinueta C. ¿Cómo ayudar a un enfermo en fase termi- nal?. Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos. San Sebastián, Cuarta Ed. 2003. • Arrieta C. Necesidades físicas y organizativas de la familia. En: La fami- lia en la terminalidad. Editado por W. Astudillo, C. Arrieta, C. Mendi- nueta A e I. Vega de Seoane. Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos, San Sebastián, 1999, 59-74. • Shaffer, M Life after stress. Plenun. New York, 1982 • Glaus A., Senn H.J. Who cares for the care-givers. Support Care Cancer 1996, 4: 399-400


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